El uso de protección solar para nuestra piel es algo que no debemos olvidar, incluso en los meses menos soleados del año.
A todos nos gusta disfrutar del sol y vernos un poquito más bronceados cuando nos exponemos a él. Además el sol, de una forma moderada, tiene varios beneficios para nuestro organismo, como los aportados por la vitamina D, que se produce cuando nos exponemos a los rayos solares. Esta vitamina es la encargada de facilitar la absorción del calcio y el fósforo, algo muy importante para garantizar la correcta salud de nuestros huesos. Además, esta vitamina nos aporta felicidad ya que interviene en la síntesis de la dopamina y la serotonina, moléculas cuyos niveles bajos están relacionados con cuadros de depresión.
Otra manera de contar con óptimos niveles de vitamina D es a través de la dieta. Asegurándonos de ingerir alimentos con los que seguir incorporándola a nuestro organismo como por ejemplo los huevos, los lácteos, los champiñones o los huevos.
En contraposición a estos beneficios, es bien sabido que el sol afecta a nuestra piel, de diversos modos. En primer lugar, hay que diferenciar entre los dos tipos de radiación solar. Los rayos UVA producen el envejecimiento de las células de nuestra piel y causan daños en el ADN celular. Este tipo de raros son los responsables de la causa de arrugas y envejecimiento de la piel, así como también están asociados a algunos tipos de cáncer. Por otro lado, están los rayos UVB, con algo más de energía que los rayos UVA, pueden causar quemaduras y de dañar el ADN de las células de nuestra piel.
De ahí viene la importancia de utilizar protección solar durante todo el año. A fin de proteger nuestra piel del envejecimiento, así como de las antiestéticas manchas producidas por el sol. Pero también, y sobre todo, a fin de evitar enfermedades como el cáncer de piel o melanoma.
En definitiva, el uso de protección para el sol durante todo el año, tiene varios beneficios:
- Elimina la posibilidad de padecer manchas solares o de que estas se hagan más grandes e intensas en color. Reduciendo los posibles problemas de pigmentación de nuestra piel.
- Ayuda a prevenir el cáncer de piel.
- Retrasa los signos del envejecimiento que el sol provoca en nuestra piel, ayudando además a que no se intensifiquen más.
En los meses de otoño e invierno la protección solar es muy diferente que en los meses de verano. También en cuanto a aplicación se refiere. En los meses más fríos, la radiación solar es menos intensa, por lo que podremos aplicar factores de protección más bajos. Además, únicamente deberemos aplicar la protección solar en las zonas que están expuestas, es decir, cara, cuello, escote y manos. Durante los meses de verano, la radiación solar es más intensa por lo que deberemos usar factores de protección más elevados, siendo lo más recomendado usar factores de protección 30 e incluso 50.
Hay que tener en cuenta también que aunque el día esté nublado, las radiaciones ultravioleta e infrarrojos pueden llegar a nuestra piel. De ahí la importancia de usar protección solar durante todo el año.